miércoles, 25 de mayo de 2011

1.001 Películas que hay que ver después de morir (XXIII): Treasure of the four crowns

Título: Treasure of the four crowns (El tesoro de las cuatro coronas)
Director: Ferdinando Baldi
Año: 1983
País: Italia/España/Estados Unidos
Actores: Tony Anthony, Ana Obregón, Paco Rabal, Gene Quintano, Jerry Lazarus

Argumento: Un ¿arqueólogo? ¿antrópologo? ¿gitano greñudo buscando chatarra para revenderla? vestido con la chupa de Michael Jackson en Thriller deberá infiltrarse en un inexpugnable castillo de Cuenca para conseguir el tesoro de las Cuatro Coronas, que luego en realidad son tres, porque la cuarta no aparece en ningún momento de la película. Contará con la imprescindible ayuda de un payaso gordo con problemas de corazón, Ana Obregón en sus años mozos, un borracho y un bigotudo bastante inútil.


Por qué hay que verla después de morir: Esta exploitation a la española de Indiana Jones rodada en 3D, se hace interminable por la extrema duración de unas escenas en las que no ocurre absolutamente nada durante minutos y minutos, Pero todo queda compensado por lo ingenuo y ridículo de su puesta en escena, y por un clímax final descontrolado y enloquecido de esos que te hacen recordar por qué ver películas de mierda es una actividad que merece tanto la pena.

Alicientes:
-Trozos de mierda (sí, trozos, nada de manchas) incrustados en la lente de la cámara en numerosas escenas y que nadie se molestó en limpiar. A veces parecen berrugas o costras en la cara de los actores.
-Música de Ennio Morricone. A saber cómo le engañaron.
-Castillos de Cuenca y la plaza de Chinchón como entornos perfectos para el desarrollo de emocionantes aventuras.
-Un villano que tiene su guarida en un "monte desconocido". Por lo visto, en los 80 aún quedaban montañas en España por cartografiar.
-Objetos irrelevantes mostrados en primerísimo plano, con el propósito de aprovechar al máximo la tecnología 3D con que fue rodado el filme. Así encontramos arneses en 3D, sartenes en 3D, velas en 3D, abrecartas en 3D y ya en un nuevo nivel de vergüenza ajena, panderetas en 3D.
-Planos repetidos innecesariamente hasta tres o cuatro veces para enfatizar los momentos de acción.
-Cables perfectamente visibles moviendo objetos que supuestamente levitan.
-Efectos de sonido en los momentos de destrucción que parecen hechos con alaridos de monos, gemidos de focas, una cafetera a punto o la alarma de un coche.
-Paco Rabal interpretando a un payaso con boina bastante inútil.
-Ana Obregón luciendo palmito..
-20 primeros minutos en los que no hay ni un solo diálogo. Puro cine de auteur.
-Un texto al más puro estilo Starwars al comienzo del filme.
-Peligrosos objetos que caen torcidos y jamás darían al protagonista, pero aún así el héroe se empeña en esquivarlos.
-Una cama elástica estratégicamente escondida.
-Una chaqueta a lo trhiller que sería el equivalente inconográfico a la chupa o el sombrero de Indiana Jones.
-Pelo que explota cuando se le prende fuego. Debe ser la laca.

Algunos momentos para el recuerdo:
-El plano final, donde tiene lugar el inexplicable nacimiento en un pantano de un monstruo con pinta de mojón gigante, en lo que parece una escena eliminada de un filme absolutamente distinto. Esto sí que es terminar una película en condiciones y quedarse tan pancho.
-La exasperante secuencia de los arneses, en la que los personajes permanecen colgados de un techo sin que ocurra nada de interés. 
-Tony Anthony agitando alocadamente las manos poseído por San Vito.
-El plagio a la inolvidable escena de la bola gigante de Indiana Jones, sólo que esta vez la bola le llega al prota por las rodillas, aunque lo compensa el hecho de que tenga fuego.

Nivel de descojonación (de 1 a 5): * * * *


1 comentario:

  1. Sí que te ries con esta peli, mejor que muchas comedias, mala, cutre, pero con encanto,ja.

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