domingo, 31 de julio de 2011

1.001 películas que hay que ver después de morir (XXVII): Plook mun kuen ma kah (Thai Zombie Dragon)

Título:  Plook mun kuen ma kah (Thai Zombie Dragon)
Director: Panna Rittikrai
Año: En algún momento de los 90 o incluso antes...
País: Tailandia
Actores: De esos que no vas a volver a ver en tu vida.
Género: Cine rural de artes marciales



Argumento: Un montón de chinos (bueno, tailandeses) se van de fin de semana al campo a practicar vudú y resucitar cadáveres y como no ocurre nada interesante y son chinos, comienzan a darse de tollinas hasta en la foto del bonobús.

Por qué hay que verla después de morir: Por aquello de diversificar y poder afirmar que uno ha visto todo tipo de cine, merece la pena echarle valor y atreverse con este producto exótico y extremadamente marginal, destinado a su proyección por aldeas tailandesas, que constituían el principal mercado de esta clase de mierda a principios de los 90. Así, pescadores y ganaderos degustaron con fruición una película en espectacular formato manta-cine (una sábana y arreando) que dio pie a una saga de cuatro películas, en la que, en su cuarta entrega, llegó a participar el mismísimo Tony Jaa.


Alicientes:
-El poster aquí expuesto no es el de la película. Es más, probablemente no tenga nada que ver. Es que no había otra cosa por ahí..
-En estos tiempos de la Internet, es casi imposible obtener información sobre este chorongo oriental, lo que es un claro indicativo de su extrema rareza. ¿Eso no es suficiente aliciente?
-No está en la IMDB (por ahora).
-El director es conocido por descubrir a grandes figuras de las artes marciales como Tony Jaa o JeeJa Yanin.
-Peleas interminables en un bosque.
-Es la primera película de una prolífica saga en la que los protagonistas siempre vagan por el campo buscando artefactos mágicos.
-Genuino humor tailandés, que incluye voces aceleradas, cámaras rápidas a cascoporro para intensificar los momentos cómicos (lo que sólo logra acentuar la vergüenza ajena) y chistes de pedos. Bueno, esto último entra la categoría de humor universal.
-Un zombi karateka y un vampiro chino. Y además se dan de ostias.
-A pesar de que los personajes dan vueltas y vueltas por el bosque, las peleas siempre tienen lugar en el mismo llano. Se ve que era el único sitio donde poder colocar el equipo de grabación.
-Buenas coreografías. ¿He escrito buenas? SÍ.
-Por momentos parece el vídeo de unos colegas disfrutando de un picnic.
-En el campo donde se desarrolla la acción sólo faltan las mesas de merendero.
-El "Final countdown" de los Europe robado vilmennte y otras tantos temas hardrockeros.
-En lugar de alguna clase de aparato de última tecnología, los malos utilizan lo que parece un sobrecito de espidifén en polvo para transferirse los poders del zombi y del vampiro.
-Un reloj calculadora, que además tiene un papel vital en la trama.
-Más saltos que en una competición olímpica o una película de vampiros chinos... Ah, espera, que aquí también hay vampiros chinos...
-La cuarta entrega de esta saga fue bautizada en el mercado internacional como Spirited Killer. Debido al éxito, cogieron el truño aquí comentado y, en la mejor tradición tocomochera, lo renombraron como Spirited Killer 2. Así, con dos cojones y muy poca vergüenza, vendieron el primer capítulo como el quinto, logrando la primera saga de películas que nunca acaba, ya que cuando llegas a la última, ¡todo vuelve a empezar! Acojona...
-Patatas, ¿mocos? y arroz que explotan cuando son lanzados. Y es que en este película todo es susceptible de explosionar.
-Precisa de la colaboración de un criptógrafo para descifrar el incomprensible argumento

Algunos momentos para el recuerdo:
-La pelea en la que un chino se pone a cagar, literalmente, mientras esquiva las patadas y puñetazos de sus enemigos.

Nivel de descojonación (de 1 a 5): * * *


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