domingo, 23 de octubre de 2011

1.001 películas que hay que ver después de morir (XLIV): Don't go in the woods (No vayas al bosque... sola)

Película: Don't go in the woods (No vayas al bosque... sola)
Director: James Bryan
Año: 1981
País: Estados Unidos
Actores: Jack McClelland, Mary Gail Artz, Ken Carter y Angie Brown
Género: Protoslasher campestre y rudimentario

Argumento: En las montañas de Utah habita el mayor de los horrores, un montañero barbudo y zarrapastroso que tiene el síndrome de Diógenes, sólo que en vez de amontonar pilas y pilas de basura, este mendigo campestre acumula... ¡cadáveres! A ser posible de domingueros carentes de sentido común.


Por qué hay que verla después de morir: Coge a seis o siete colegas que no hayan actuado jamás, una cámara de vídeo, un puñado de calderilla, un guión escrito a boli en la palma de la mano (si se borra con el sudor, da igual, sigue filmando), convence a un mendigo a cambio de un bocata, vete a un bosque cualquiera,  ponte a grabar y, voilá, obtendrás una película con un acabado cinematográfico que poco tendrá que envidiar a este slasher primigenio de comienzos de los 80, considerado un clásico por los gourmets del género. El filme tarda en arrancar, pero cuando lo hace, prepárate para un interminable desfile de muertes ridículas en las que no te enteras de nada, gente corriendo por el campo, y una plétora de estridentes efectos de sonido desperdigados indiscriminidamente por todo el metraje que, junto a la música machacona, acabaran por desquiciarte hasta echar espuma por la boca.

Alicientes:
-Un asesino barbudo y zarraspatroso con pintas de mendigo
-Uso indiscriminado, abusivo y gratuito de todo clase de estridentes efectos sonoros. Un amasijo continuo de gritos, gemidos, onomatopeyas y lo que parecen dos micrófonos acoplándose.
-Una música trallera que parece compuesta por alguien aporreando un piano y unos bongos como un enfermo mental
-Dirección catastrófica
-Planos enlazados al azar
-Palos y ramas que cortan como cuchillos y se clavan como lanzas. Da igual que los lancen con desgana; un pequeño roce puede ser mortal.
-Humor con paralíticos
-Muertes estúpidas
-Sangre a raudales
-La canción retro del desenlace

Algunos momentos para el recuerdo:
-Cualquiera de las chapuceras persecuciones
-En un momento determinado, vemos a un paralítico en su silla de ruedas tratando inútilmente de desplazarse por el bosque, que llega a caerse varias veces, mientras se escucha una música propia del show de Benny Hill. No sabemos quién es ni cómo ha llegado allí. Al director debe resultarle gracioso. Minutos después, le servirá de carnaza al asesino.

Nivel de descojonación (de 1 a 5): * * * 


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