sábado, 25 de febrero de 2012

Oscar 2011. Los actores


El salto en el análisis hacia los premios principales alcanza la parte más reconocible de las películas: los intérpretes. Ellos son la cara visible de las emociones, los sufridos encargados de mostrar al espectador todo el catálogo de comportamientos y sentimientos humanos con el fin de transmitir las ideas del guionista y el director en cuestión. Cargan con el peso de la acción buscando empatizar con el ciudadano medio para lograr que algo quede en el subconsciente: una idea, una sensación, un poso.

Es en su versatilidad y saber hacer donde se halla la diferencia entre los grandes actores y los loritos recitadores, aquellos que necesitan poco para transmitir lo más hondo o los que, por falta de recursos y control, se lanzan a la sobreactuación. A ambos extremos se sitúan los que interpretan (como decía el crítico Ángel Fernández-Santos) "a cara lavada" y otros que se camuflan y se plantan ante "una cámara mentirosa".

Las cuatro categorías que nos ocupan, pese a estar más apretadas de lo habitual en líneas generales, han perfilado una serie de duelos tête à tête ciertamente estimulantes.

* Artista vs. descendiente:

Los dos ganadores de los recientes Globos de Oro, George Clooney (en drama) y el francés Jean Dujardin (en comedia/musical) llegan emparejados en la lucha por el Oscar al mejor actor de esta temporada. Si bien Brad Pitt (Moneyball) encabezaba las apuestas tras darse a conocer los premios de la crítica americana en diciembre, la sucesión de galardones posteriores ha decantado, claramente, el dúo que más opciones tiene de hacerse con la estatuilla.

Dujardin consigue ganarse al espectador en The artist con su carisma y sonrisas, y además logra embaucarle en el drama de su personaje, un actor de cine mudo apartado tras la llegada del sonoro, en los momentos más crudos y sufridos del mismo. Podría decirse que es el favorito, ya que ha ganado el premio del Sindicato de Actores, que es un baremo importante, y su película parece contar con más respaldo en los premios absolutos. Sólo le puede perjudicar no ser americano.

Clooney lo tendría todo para ganar si no fuera por el huracán Dujardin. Su progresión y madurez como actor (ya evidenciados en Up in the air) y su gran criterio en la elección de proyectos han quedado patentes en los últimos años. En Los descendientes realiza un gran trabajo mostrando todas las caras de un padre apurado y traicionado. Y, al fin y al cabo, es una estrella cuyo triunfo reconfortaría a mucha gente. Pero el problema, además, es otro: ya ganó en 2005 como secundario por Syriana.

Pitt sería, seguramente, el ocupante del tercer escalón del podium, ya que Gary Oldman por El topo y el mejicano Demián Bichir por A better life se han colado, un poco, de forma inesperada. Algunos amantes del cine han denunciado las ausencias, flagrantes para muchos, de Michael Fassbender (Shame), Leonardo DiCaprio (J. Edgar) y Ryan Gosling (Drive).

* Maestra vs. alumna:

La actriz por antonomasia de los Oscar, la multinominada (aunque no tan galardonada) Meryl Streep aseguró recientemente en el preludio de una entrega de premios que este iba a ser el año de Viola Davis. Seguramente, lo hizo sin saber que la mayoría de las distinciones en esta categoría le iban a llover a ella misma (premios de la crítica, Globo de Oro, Bafta) y puede que ahora no lo tenga tan claro. Pero, ¿por qué lo dijo?

Al parecer Streep quedó impresionada tras rodar La duda junto a Davis. En una intervención de apenas 10 minutos, la afromericana fue capaz de robarle el protagonismo ganándose con ello una nominación como actriz de reparto en aquel año 2008 (edición en la que presenciamos la victoria de Penélope Cruz). A la 17 veces nominada le dejó impactada aquello, y desde entonces ambas se han cruzado elogios mutuos ante el micrófono cual mentora y alumna aventajada.

Sensaciones: Streep tiene que ganar su tercer Oscar de una vez y será más pronto que tarde. Pero, ojo: me da que esta vez tampoco. El Sindicato de Actores condecoró a Viola Davis por Criadas y señoras, lo cual pesa mucho; el gran trabajo de las actrices de este filme parece merecer un respaldo y, quizá, no sea el papel más propicio (una líder extranjera en una cinta muy irregular) para dar a Meryl el baño de masas que merece. Aunque creo, con sinceridad, que éste el premio más apretado de todos los principales a concurso.

El resto de aspirantes-figurantes son Glenn Close por Albert Nobbs (se le debe el Oscar, pero las críticas han sido tibias), Rooney Mara por Millenium (papel bien resuelto, aunque aún es joven y poco conocida para triunfar) y la que se presupone tercera en discordia por el galardón: Michelle Williams, que ha dado vida a un icono del tamaño de Marilyn Monroe y que suma ya tres nominaciones en seis años. Si no fuera por lo explicado más arriba, sería una ganadora de catálogo hollywoodiense.

* Maduro vs. veterano:

La categoría de actor de reparto viene este año marcada por la veteranía. Tan sólo Jonah Hill (Moneyball) altera en cierta medida este patrón, pues se trata del aspirante más joven y que, a diferencia de sus compañeros nominados, nunca antes fue candidato al Oscar.

El favorito a levantarse de la silla y abrocharse la chaqueta es el gran Christopher Plummer, que en Beginners ofrece una interpretación conmovodera. Su prolífica carrera, cuyo primer éxito llegó dando vida al varón Von Trap de Sonrisas y lágrimas y que siguió con grandes títulos (El hombre que pudo reinar) y otros más recientes como Eclipse total, Doce monos, El dilema, Una mente maravillosa o La última estación (su primera nominación) requiere ya el reconocimiento que este mítico secundario merece.

Pero, hete aquí aparece un actor de perfil similar: el sueco Max von Sydow. Tan similar que comparten edad (82 años), no tiene Oscar (sólo una nominación anterior) y compone una interpretación del mismo corte que Plummer en el drama Tan fuerte, tan cerca. A diferencia del primero, Sydow no cuenta con premios de la crítica en las últimas semanas. Pero su empuje final e inesperado podría llevarle a lo más alto. Y a nadie debería extrañarle.

Nick Nolte también luce canas en Warrior (su tercera candidatura tras El príncipe de las mareas y Aflicción), mientras que Kenneth Branagh ha reaparecido tras años de altibajos transformándose en otro actor-director shakespeariano de pro, Laurence Olivier, en Mi semana con Marilyn.

Esto es cine. Cuando, llegados a una edad, muchos trabajadores de otros ámbitos han colgado los guantes, aquí otros esperan a recoger sus frutos tras sembrar durante décadas de plena dedicación a la actuación.

* Criada vs. señora:

El drama sureño sesentero del director Tate Taylor presume de contar con un plantel de grandes actrices, algunas consolidades y otras importantes promesas: Viola Davis, Sissy Spacek, Bryce Dallas Howard, Emma Stone y las aspirantes al premio a la mejor actriz de reparto: Jessica Chastain y Octavia Spencer.

Este Oscar tenía pinta de estar reservado para esta película. La gran incógnita era saber, en concreto, para quién. Si bien Jessica Chastain se ha convertido en la secundaria del año (gracias a su participación en El árbol de la vida, La deuda, Take shelter y Coriolanus), la afroamericana Spencer ha tomado ventaja gracias a su papel de sirvienta, más lucido que el de Chastain, por el que ha acumulado un buen número de premios que la sitúan como favorita en la categoría.

La argentina Bérénice Bejo, pareja de Jean Dujardin en The artist y de Michel Hazanavicius en la vida real, se ha colado en la categoría (por esto de las campañas promocionales) cuando, claramente, su papel en el filme es más protagonista que secundario. Tiene algunas opciones de ganar en contraposición a Janet McTeer (Albert Nobbs) y Melissa McCarthy (La boda de mi mejor amiga), que se quedan en meras comparsas del duelo principal.

En definitiva, nos espera una contienda apasionante en el apartado interpretativo. Ojalá en todas las ceremonias llegaran las cosas tan apretadas como en este año de producción 2011.

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