miércoles, 18 de abril de 2012

El espíritu de Juanito... otra vez


El Real Madrid, tras perder 2-1 en la ida de las semifinales de la Champions frente al Bayern, debe volver a encomendarse a su eterno 7 para darle la vuelta a la eliminatoria. Tendrá que tirar de esos tópicos de la "casta" y la "épica" y del famoso "miedo escénico" del Bernabéu. En Alemania no hizo los deberes y le toca jugársela en el examen final. Va a ser verdad eso de la "bestia negra" y de que Alemania no se le da especialmente bien a los blancos. Actualmente, cuando los de Mourinho son tan superiores en presupuesto y en calidad de la plantilla, tampoco ha podido ser. Fue un partido feo y ramplón, donde ninguno de los dos equipos quería arriesgar demasiado. Pensando en el partido de vuelta y en mantener la portería a cero. El centro del campo ha estado de más, y sólo algunos jugadores han sabido llevar peligro a la portería contraria.

Heynckes decidió jugar a la contra y poblar el centro del campo para incomodar al Madrid, y dejó que el peligro de los germanos fueran por las bandas, con Ribéry, Robben y Lahm llevando todo el peso del ataque. La primera jugada de peligro fue del Madrid, cuando Benzema recibió en profundidad de Özil, y su disparo dentro del área lo desvió Neuer a córner con una gran intervención. Alemania y el Bayern tienen portero para muchos años. Pero el fútbol, ya se sabe, es caprichoso y el primer gol fue para los bávaros. A la salida de un córner, Badstuber baja el balón (puede que con la mano) y Ribéry remata desde casi el punto de penalty. Luiz Gustavo estaba en posible fuera de juego y entorpeciendo a Casillas para ver la jugada, pero aquí no nos quejaremos del árbitro.

El Bayern se encontraba con su partido soñado, y el Madrid tenía que remontar. Tras el gol, los de Heynckes se vieron con espacios, más cómodos y salieron rápido en las contras. El Madrid lo intentaba, con CR7 lanzando alguna falta que previsiblemente acabó en las nubes. Los blancos no trenzaban ninguna jugada colectiva, se limitaban a subir el balón y a encomendarse a los de arriba. Benzama estuvo especialmente bien durante el encuentro, moviéndose por todo el área y llevando el peso del equipo.

Ya en el segundo tiempo, los de Mourinho consiguieron empatar. Özil remata en línea de gol tras un pase de Cristiano, al que se la había puesto el omnipresente Benzama. 1-1 y la eliminatoria estaba encarrilada. El problema es que los merengues lo sabían y se confiaron. El Bayern les estaba haciendo un traje por las bandas. Si no era Ribéry, que sacó de quicio a Arbeloa, eran Robben y un inspiradísimo Lahm por la derecha, que desesperaban a Coentrao. Mario Gómez el "español" del conjunto germano, traía de cabeza a Casillas con sus remates dentro del área.

Xabi Alonso y Khedira se limitaron a defender. Ninguno de los dos llevó la manija del equipo. Hubo momentos en los que el Madrid jugó a pelotazos, contento con haber hecho el gol que necesitaban fuera de casa. Alonso vio la amarilla y puede perderse la final (si los blancos llegan) en caso de ver otra en el partido de vuelta. Ramos pudo ver la roja en una entrada salvaje a Müller, por detrás y sin balón, que se quedó en amarilla. Webb estuvo especialmente condescendiente, pues el sevillano debería haberse ido a la calle.

Incomprensiblemente, Mourinho cambió a Özil por Marcelo, dejando en el campo a Coentrao, que parecía el duodécimo jugador del Bayern. Lo de este jugador no tiene nombre. Costó 30 millones y no sirve ni para defender ni para atacar. Fue un capricho personal de Mourinho, no sabemos si por orden o sugerencia de su amigo y agente Jorge Mendes. Coentrao no tiene nivel para un Real Madrid, mucho menos para ser titular. El portugués, durante la presente temporada, ha dado más que hablar por la foto en la que se le ve fumando que por su buen juego, que es inexistente. Que se quede con su paquete de Marlboro, pero que no intoxique al Madrid.

En los minutos finales, el ínclito Coentrao se rompe la contura ante Lahm, que centra para que Mario Gómez, un tipo de casi dos metros, remate a bocajarro ante Casillas y haga el segundo para el Bayern. No sabemos si Mou le tomará la matrícula a su compatriota como hace con otros jugadores (sobre todo si son españoles), pero su alineación y su falta de ambición son también culpables de esta derrota. Mourinho es especialista en salir demasiado conservador en los partidos de ida, valorando más no recibir goles que anotarlos. Una filosofía impropia del Madrid, que mereció perder, pues, aunque tuvo en cómputo global más ocasiones que su adversario, no remató el partido cuando pudo hacerlo.

Con 90 minutos por delante, y siendo el poderoso Real Madrid el que se juega en su casa el pase a la ansiada final, no podemos desconfiar de este equipo. Pero el sábado hay un partido decisivo contra el Barcelona, ya veremos cómo llegan los blancos el miércoles a este encuentro. Habrá que invocar a Juanito, quizás él tenga la receta para llegar, de nuevo, a Múnich.

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